Antes de empezar a leer este artículo haga una encuesta y pregúntele a cinco personas cómo se sienten cuando no reciben la atención de alguien importante en sus vidas. Apuesto que las respuestas de todos fueron “mal”, “me da igual”, o “no me importa”. ¿Cómo interpretaremosestas palabras? ¿Se sentirá celoso, enojado, culpable, triste?
A estas respuestas muchos autores lo han llamado: Analfabetismo Emocional. Este problema se inicia con la poca o nula comunicación emocional que los padres tienen con sus hijos. Supongamos que vamos al médico y no somos capaces de describir los síntomas por los que lo estamos visitando. ¿Sería posible recibir un diagnóstico o un tratamiento eficaz para esa enfermedad?
En variadas ocasiones he observado caras de asombro en los padres de familia cuando recomiendo que sus hijos aprendan a expresarse emocionalmente, pareciera que no es tan importante que puedan poner en palabras lo que sienten ante diferentes situaciones problemáticas para ellos. O probablemente como padres estamos más pendientes de cuán obedientes y responsables son, en lugar de comprender el porqué de sus emociones y el control de las mismas
Es muy probable que no lleguemos nunca a conocerlos, si seguimos pasando por desapercibida la raíz de sus enojos, tristezas, culpas, frustraciones, entre otras emociones. La clave estará en enseñarles un vocabulario emocional amplio y permitirles un espacio para expresarlo.
Minimizando las Emociones de nuestros hijos
Si observamos a un niño llorando porque su hermano le quita un juguete, se puede escuchar en más de una casa, a un padre o madre diciendo: “Y por eso armas tanto problema, ya párate y busca algo más con que entretenerte”. O si viéramos a un niño que se enoja con su mejor amigo porque rompió el voto de confidencialidad puede salir un adulto y decirle: “No te enojes por boberías, ya serás grande y tendrás razones verdaderas para hacerlo”. Como padres debemos validar sus emociones y enseñarles que es normal sentirlas, lo que probablemente no será aceptado es la forma exagerada de cómo reaccionan ante las mismas. Por ejemplo en el caso anterior qué diferente sería si un padre dice: “Entiendo que estás triste porque querías ese juguete, pero llorando no harás que este vuelva”. Estas palabras cambian ya nuestros objetivos de enseñanza ya que estamos reencaminándolo a la solución de conflictos, en lugar de evadir un momento de aprendizaje para los chicos. Si nuestros hijos fueran capaces de reconocer sus emociones negativas y ponerlas en palabras, los estaremos ayudando a tomar conciencia de ellos mismos y a examinar la consecuencia de sus conductas cuando sienten esta emoción intensa. Al lograr esta conciencia estarán listos y abiertos para un cambio, no será fácil pero sin duda es un buen inicio. Con este proceso ya se facilita el trabajo de reconocer la verdadera creencia que hay detrás de los acontecimientos, que son sin duda las que provocan una emoción.
¿Cómo enseñarles a sus hijos a expresarse emocionalmente?
- Comience cambiando las palabras ¨Bien o mal¨, no permita estas respuestas, ofrézcales un abanico amplio de emociones para que puedan reconocerlas.
- Cuando su hijo este mostrando conductas inadecuadas, pregúntele qué está sintiendo en ese momento y dele crédito a la emoción pero no a la conducta. Razone junto a él que esta forma de reaccionar en lugar de ayudarlo está impidiendo el cumplimiento de su meta.
- Pregúntele una vez al día sobre sus emociones. ¿Cuándo te sentiste muy enojadofeliz-triste?, y permítale que él también le pregunte a usted. De esta manera le estamos enseñando que todos tenemos emociones y que es normal sentirlas. Esta actividad la puede realizar en forma de juego, estoy segura que la disfrutará con su hijo.
- La clave estará en enseñarles un vocabulario emocional amplio y permitirles un espacio para expresarlo.
Escrito por: Ma. Daniella Medina de Massúh - Psicóloga Clínica
Publicado en: Revista Edutrec
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